Que Puerto del Carmen es una ciudad fabricada para el turismo no es ninguna novedad, de él vive y se alimenta. Es el típico lugar donde tienes todo para pasar unas hermosas vacaciones, tienes lo justo, no necesitas más incluso si vives ahí. Es simple, sencilla y encantadora.
Con los restaurantes pasa lo mismo, la mayoría son simples, sencillos, con comidas poco elaboradas y que gustan sobre todo al turismo inglés y a los niños. En muchos de ellos es muy difícil conseguir un plato típico español o incluso típico canario.
Vamos a los fácil, a lo que me piden y no se animan a incorporar parte de su cultura en sus platos.
Por supuesto, este restaurante está dentro del montón, uno más, no es de los que destaca, sin embargo eso no significa que la comida sea mala, al contrario, pero es como tantos otros de la isla.
El salón en sí no es muy grande, es cómodo pero con poca luz, quizás para dar mas intimidad, sin embargo a mi me gusta que en los restaurantes haya buena iluminación.
Normalmente los restaurantes son muy abiertos, pocas paredes, pocas ventanas, las terrazas se confunden con el salón o no hay una división clara.
En la terraza, sobre el paseo marítimo tanto puedes disfrutar de la cena como de una bebida.
Como les he contado en otras veces, la mayoría de los restaurantes tienen un menú infantil a un precio muy accesible con variedad de comida. En este punto, aquí había mucho mas variedad que en otros que hemos estado y no supera los 5€ y así lleva por años.
Mi hija se pidió lasaña y le gustó mucho y el plato era bastante grande, quizás para niños pequeños sería demasiado.
Nosotros nos hemos inclinado por pollo, por lo menos a mi el pollo me fascina, en todas sus formas.
Hemos pedido un pollo Oklahoma (¿Por que siempre le ponen nombre de ciudades norteamericanas?) Que si bien la primera impresión de como estaba servido el plato no fue la mejor, el sabor estaba muy bien, tierno, jugoso y bien cocido.
Y por otro lado hemos pedido Cordon Bleu, mi plato preferido desde chiquita, si bien este plato originalmente utiliza pollo también se lo puede ver de cerdo y hasta en algunos sitios de ternera.
Me gustaron mucho las patatas fritas, hechas al momento, con gusto a patatas y no a frito como se suele comer hoy en día. Muy tiernas.
El línea general la cena estuvo bien, sabrosa, normal. Normalmente cuando uno va a un restaurante busca poder comer algo diferente, algo que no hacemos normalmente en casa. Pero aquí, es justamente lo contrario, uno puedo comer lo que perfectamente podríamos cocinar nosotros. Pero como decía anteriormente es lo habitual en sitios de playa, de vacaciones y con niños.
Sin embargo hubo algo que no me gusto, normalmente no suelo tomar refrescos con la comida, me gusta comer con agua, pero ese día me apetecía mucho una coca – cola bien fría. Miré hacia un costado y en una mesa cercana a la mía vi un vaso grande de refresco con hielo y dije sí quiero eso, pero mi sorpresa fue cuando me trajeron una botella (de las pequeñas) de Pepsi.
Señores, cuando uno pide Coca – Cola no es Pepsi y si no trabajáis con la marca deseado lo tienes que informar, si, si comentarle al cliente que tienes la competencia y que pueda elegir. Si me hubieran dicho que era Pepsi no la hubiera pedido.
Fundamental siempre informar al cliente, no hay nada peor que no se cumplan sus expectativas.
Igualmente no fue un detonante para no volver, seguro estaremos ahí en alguno de nuestros próximos viajes, pero no será de nuestras primeras elecciones, seguramente será una de las opciones dentro de los “normalitos» luego de haber hecho todos los imprescindible, pero que si no vamos tampoco pasa nada.
¡A seguir disfrutando!